sábado, 22 de agosto de 2009

El conflicto de Asturias contra los autocaravanistas.

El Comercio Digital del día 20 de agosto, en la sección “Asturias”, publicaba la nota firmada por Chelo Tuya, en la que informaba que el Consejo Consultivo de Turismo había tomado el acuerdo de recomendar la prohibición del aparcamiento libre de las autocaravanas en el Principado de Asturias.

Esta noticia sesgada se completaba con una versión inexacta de la normativa en el País Vasco en materia de autocaravanismo.

En primer lugar el Gobierno del Principado no puede prohibir estacionar vehículos puesto que la competencia en materia legislativa sobre tráfico es exclusiva del Estado de acuerdo con la Constitución Española.

En segundo lugar el Gobierno Vasco dispone de un Reglamento de Campamentos de Turismo que no penaliza la pernocta en el interior de las autocaravanas.

En el borrador del próximo Reglamento no solamente no está previsto prohibir el uso como vivienda de una autocaravana estacionada sino que, además, establece claramente que una autocaravana estacionada, mientras no se desplieguen elementos que desborden el perímetro del vehículo, no es un medio de acampada. En este caso, la autocaravana está estacionada bajo las normas de la Ley de Tráfico y la presencia de los pasajeros en el interior es irrelevante.

La autocaravana es un vehículo destinado al transporte de pasajeros, de la misma clase que un turismo, según establece la Directiva Marco 2007/46/CE y su uso, como vehículo, debe estar sometido en primer lugar a las Leyes de Tráfico cuando está situado sobre la vía pública.

El Organismo Competente, la DGT, juzga en su Instrucción 08/V-74, de 28.01.2008, que la presencia de los pasajeros en el interior de un vehículo es irrelevante en relación a la maniobra de estacionamiento y la autocaravana no constituye ninguna excepción.

Efectivamente, en la Europa avanzada en materia de Turismo, Portugal, Francia, Italia, Alemania y, especialmente, los Países Escandinavos, existen catalogadas más de ocho mil áreas especiales de acogida para autocaravanas. Pero estas áreas son compatibles con el derecho a pernoctar en el interior de una autocaravana estacionada sin que constituya una infracción.

La señora doña María Elisa Llaneza Álvarez, directora de Turismo del Principado, pretende perpetuar un Reglamento de Campamentos de Turismo que contiene la arbitrariedad de ilegalizar el uso racional de una autocaravana estacionada plegándose a los intereses económicos de un grupo de presión por encima de la legalidad y de los derechos individuales de los ciudadanos.

Es una arbitrariedad porque al mismo hecho: permanecer en el interior de un vehículo estacionado se le aplica un ámbito normativo al vehículo, la Ley de Tráfico y al mismo tiempo a sus pasajeros una Ley de Turismo que no defiende intereses públicos sino criterios personales de políticos transnochados.

Los fines de la regulación de la acampada no son otros que los de proteger el medio ambiente, la defensa de los legítimos intereses públicos y privados de los ciudadanos y el uso racional del suelo público. Esos fines están recogidos en el Reglamento de Campamentos de Turismo. El pernoctar en el interior de una autocaravana cumple con creces esos fines pues se trata de una de las formas de turismo más sostenible utilizando el suelo público de estacionamiento de la forma que la Ley establece.

El uso como vivienda de una autocaravana facilita una forma de turismo sostenible: no requiere modificación del entorno, basta únicamente un espacio público existente, un lugar de estacionamiento permitido, donde posar los neumáticos. El consumo de agua se establece en 30 litros por persona y día y es autosuficiente en materia de energía eléctrica. La autocaravana dispone de depósitos para recoger las aguas usadas y residuos orgánicos del váter que luego se depositan en los lugares adecuados para el tratamiento ecológico. Dispone también de medios para recoger los residuos domésticos.

Los abusos que puedan cometer algunos pocos usuarios incívicos que normalmente no utilizan autocaravanas sino otro tipo de vehículos deben ser perseguidos. Porque lo cuestionable son las actividades de las personas y no los medios.

Ni la Consejera de Turismo, ni la señora doña María Elisa Llaneza Álvarez ni el Consejo de Turismo, ha escuchado las razones que les han planteado las asociaciones de usuarios de autocaravanas, ni siquiera ha habido un diálogo a pesar de los esfuerzos de las asociaciones. No han aportado las razones por las que pretenden implantar la arbitrariedad de ilegalizar el uso racional de autocaravanas y esto convierte al Principado en un territorio hostil que va a provocar, sin duda, conflictos con los usuarios.

Se prevén movilizaciones y se prevé, como es lógico, una campaña internacional a través de las Federaciones de usuarios para recomendar que los autocaravanistas europeos no dejen ni un céntimo donde no son bien recibidos. Por otra parte es previsible que las asociaciones de usuarios utilicen todos los medios legales a su alcance para oponerse a una medida que consideran hostil y arbitraria que es impuesta “manu militari”, con un desprecio absoluto a las opiniones razonadas de los usuarios.

Además, el sistema de áreas que pretende vender la señora Llaneza, no cuenta con un plan de viabilidad, no ha se ha hecho un estudio de las necesidades y esto nos lleva sin remedio a una chapuza más en materia turística.

Las áreas para autocaravanas tal como lo contempla el Gobierno Vasco y tal como se practica en el resto del Estado y en los países avanzados en materia turística, es una alternativa libre y voluntaria que, con las tarifas adecuadas a los servicios prestados, constituye un medio disuasorio en zonas de gran presión turística, en las que las áreas constituyen una opción atractiva, si están bien situadas evitando las concentraciones en lugares estratégicos pero garantizando siempre un lugar donde pernoctar en la vía pública.

En ningún caso y en ningún país próximo es obligatorio pernoctar en ellas, porque en estos países se respeta el derecho a utilizar el interior de un vehículo correctamente estacionado.

Los empresarios de camping utilizan el argumento del control policial de las personas mayores de 16 años en establecimientos de hostelería. Se olvidan que diariamente miles de personas pernoctan en las cabinas de sus camiones, acondicionadas como vivienda en las áreas de descanso de carretera sin que reclamen su control, previsiblemente porque estos chóferes serían remisos a pasar por caja de sus establecimientos que cada día son más competencia desleal con los hoteles.